Friday, November 16, 2012

Paciencia en el bosque

Al tercer día ya sabes hacerte un buen desayuno al alba, recordando lo conversado anoche con tal o cual explorador, grupo al que ya perteneces. 
Al salir miras la carta de avistamientos 
hay leones cerca, elefantes, hipotamos pero no leopardos.





Y buscas las pistas más alejadas y estrechas. Un mirador de aves funciona, solo esperas que se vayan los dos o tres avistadores y tienes el refugio para tí, puedes esperar la manada de rinos o grabar los gritos de los hipopótamos, tan grandes y pesados como su nombre, mezclados con el trinar de grullas, garzas y qué se yo qué otros pajareríos.

Salir del refugio y contar que viste unas jirafas allá a la derecha y partir en dirección opuesta, lento, buscando detrás de cada mata, hasta que te topas con una familia de rinos, jirafas, una manada de bisontes, zebras, elefantes.
Acercas el auto despacio tratando de adivinar adónde van y si vas a atravesarte o seguirlos por atrás. Y estarás allí solo con ellos, disfrutando la agilidad del antílope, de los ciervos omnipresentes, la gracia calma de las jirafas, la potencia del elefante pujando árboles para comer sus hojas más tiernas. Sentir la fuerza contenida del rinoceronte, que te mira fijo detrás de esos cuernos tan aguzados, el motor apagado, pero listo a embragar y retroceder/avanzar para esquivar su -posible- ataque.






Con los gatos es aleatorio: puedes andar y desandar una pista a todo sol y, si ves algunos 4x4, acercarte a la primera fila, calcular el movimiento -incertero- del león o del guepardo y poner tu auto bajo y chico en la mejor posición, todas las ventanas abiertas. Me tocó una manada de leones que, cuando decidieron moverse, me pasaban por ambos lados, silentes, decididos, a dos metros de distancia.

Tranquilo, no da miedo, no hay más adrenalina que las ganas de un buen ángulo de enfoque. 
A diferencia de los chimpanzés u otros bípedos, que te rodean y buscan qué llevarse de entretenido.





Paciencia. Te puede tocar estar al medio de una pelea de impalas por el control de la manada, ver/oir entrechocar sus cuernos, sin ángulo para grabarlos.






Y ya cuando calienta el sol, cuidado con aplastar al león, dormido en el camino, a la sombra de un árbol.
R

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