Wednesday, September 10, 2008

Historias de mammas


El Michel y yo teníamos unas amigas italianas
(amigas con ventaja, le dicen ahora los cabros)
mammas italianas, absorbentes, celosas, eran
lo pasábamos chancho, lo pasábamos, se los juro.

Lo mejor: una vez, de vuelta a las uropas, voy
a visitarla, una linda casa, de película, era
nos amamos, felices, después del baño de rigor,
y conversábamos de nuestras recientes novedades

Ella dijo: "me convierto a la religión judía,
porque conocí a mi futuro esposo, lo amo, sí,
y ya no tengo ninguna relación carnal con naiden"
Y, ¿qué acabamos de hacer nosotros?, sólo atiné

Tú no cuentas, somos viejos amigos, me respondió...

La receta, ahora:

Colocar la harina en forma de volcán sobre una superficie de trabajo y añadir la sal, la levadura, el agua templada y el aceite. Mezclar hasta formar una masa suave. Hacer una bola, colocarla en un cuenco, tapar con un paño y dejar reposar en un sitio cálido hasta que doble su volumen. Estirar la masa con un rodillo formando discos finitos; reservar tapados con un paño.


Rehogar la cebolla picada finamente en el aceite, a fuego suave, hasta que esté transparene. Cocer las espinacas en el microondas y escurrir muy bien. Picarlas y añadirlas a la sartén, mezclandolo bien. Apartar del fuego y añadir el queso picado (o requesón), las pasas y el parmesano. Salpimentar y repartir la mezcla entre los discos.


Doblar como si fuese una empanadilla grande. Humedecer los bordes con un poco de agua y cerrar presionando con los dedos para que se selle. Precalentar el horno a 225ºC; poner la pizza en la bandeja del horno, pintarla con leche o huevo batido y espolvorear con harina. Hornear durante 20 ó 25 minutos. Servir bien caliente.

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