Gracias por no venir
El taco era monumental, las bocinas competían.
Esperé media hora, a mis amigos que pasarían
a buscarme, y con el metro llegué lo más bien,
un cuarto de hora antes, buenos asientos, todo OK
Me topé con una amiga, bailarina y contralto, con
su hijo, que no sabía bien cuando aplaudir, y con
la tremenda sorpresa: el espectáculo, tanto color
¡parecía digno de una matiné infantil! nos reímos
sotto voce, embajadores y dignidades presentes,
ya cuando sonaron unos pífanos a aves imitando,
no nos pudimos contener, era tan, pero tan cursi
y lo pasamos genial, carcajada limpia, (insonora).
Qué verguenza, me decía ella, si hubiera llegado
tu amiga, con qué cara te habría mirado (o no más)
si el cuerpo de baile lo pusieron las monjas de los
ingleses, o quizás las Ursulinas. Te lo agradezco,
de todo corazón,
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