Los setenta...
El 29 de junio amaneció con tanques en la Alameda
(el 11 de septiembre también tanques en la Moneda)
pero no viene al caso, historia conocida muy publicada
lo trajipatético eran los tanquecitos Sherman, chiquitos
erizados de fieros combatientes, pintados,
armados, jugando al Lobo feroz, tirando,
y en el otro bando naiden! sólo reporteros
yo ahí de intruso (sorry, nací copuchento).
Los cronistas locales maravillados, mirando, señalando
al gringo valiente, erguido, rizos rubios, 7.62 sorteando
“ese estuvo en Vietnam”, “se cacha altiro que aprendió”
fin: Viaux pa la casa, era chiste, PM: “vamos circulando”
Al gringo ese lo rencontré, compinches fuimos, amistad
me dio sus trucos “para sobrevivir, hay que impresionar”
“usa lo que tengas a mano, Nikon, todo vale pa’ngatusar”
(consejos al saltar gases en Provi, peluda estaba la cosa).
Igual, este cabro chico alfeñique, tuvo defensa-cuidadores
el Mario Melo, boina negra ejemplar y mirista, amor-joder
me invitó domingo almorzar Club Militar, para reclutarme
yo, desconfiado y ya mirista, “cristiano, con fe”, le inventé.
Yap, pongámosnos serios, a sufrir (se viene el golpe militar),
de mi Nikon no me separé, ya se olía venir, oír en la Facultad
de ciencias, calle Macul, cuando llegué en bici un día trabajar
en el campus: pelotón de milicos, rajado al centro fotografiar.
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