Sueños
Sueño que estamos en el sur,
en una cabaña cálida, cerca del agua y anochece.
-Maga, descansemos, basta de
s’émerveiller, mañana seguimos.
Cenamos la puesta del sol, me
ocupo de las brasas y del bajativo.
Dormidos profundos, quizás
tomados de la mano, tiembla. Tiembla fuerte, ahora.
-Maga, sal, destraba la puerta,
ya voy.
Pero me quedo enredado en las
sábanas y ya todo se mueve, se mece todo tan fuerte. Atrapado.
No puedo salir de la cama, ni
ella escucharme.
El ruido, todo baila, ni puedo acercarme a un pilar.
Angustia.
Despierto. Estamos pasando
sobre esos ranurados del pavimento que remecen hasta los buses más fuertes,
para despertar a los conductores. Lo consiguieron.
Es plena noche, estaba muy
cómodamente apuntalado por dos asientos entre Beaufort West y Bloemfontein,
plena sabana recta e interminable.
En el otro sueño, después,
estaba rodeado por estos guerreros altos, afilados ellos y sus lanzas y sus
jirafas y sus rinocerontes puntiagudos como un corvo, ellos examinándome.
Detrás, una vasta colección
de sus mujeres, coloridas, semidesnudas unas, otras amamantando a esos críos
tan lindos y sonrientes, siempre. Aquí la tengo, me digo, esta es la foto perfecta, buen balance de distancia, primer plano, luz rasante, guauu.
¿Qué hago? Se acercan.
Cruel dilema.
-
Si sonríes con
calma, te pierdes la foto y cagaste.
-
Si desenfundo la
cámara y hago los ajustes, podría ser, pero tengo tres segundos, a lo más.
O séea, -como dicen allá.
- Si sonrío, tengo un millón
de amigos, pero cero foto.
- Si me sacan la cresta por
mirón, ¿cómo publico la foto?
2 Comments:
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Me encantó, escribes muy bien... saludos (soy la chica del aeropuerto!)
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