Hip Hop - historias de la ciudad
Los cabros -en estos diez años de "democracia" ya nos enseñan de todo: a reír. a bailar. a gozar. ¡Finito les malheureuses riccordi da capo al fine!
Parada obligada en el Venecia, de pernil y mechada los sánguches, la conversa fue larga, porque conversarse un litro de cervoise, il faut du temps! Dejar que te resbale de la piel el tremor de los bailares, sus sacudones, sus encontrones con los adoquines, tempi profiteroli para examinar libros, música y cine de "culto" que le dicen ahora los acuicados a las obras buenas, las que te dejan esa marca para siempre, las que te duele de puro tratar de recordar el editor, o el empaste, o lo apergaminadas y quebradizas que se tornan sus hojas: Leopoldo Marechal "El banquete de Severo Arcángelo", "Les jeux sont faits" del inamistoso J.P. Sastre-de Bouvoir, que les bons tissus, la soie et les tanins font du bien à la peau (ozone? quels foutaises qu'ils inventent pour s'enrichir, les merchants de l'église)!
Bref. On sort du quartier à contresens de l'afflux des gosses, Taxi! et chacune à sa demeure. Recorro Provi la balmacediana, y llegando a Condel me piden unas fotos. Las chiquillas se arreglan para salir el fin de semana, y quieren un espejo para se contemplar. En eso estábamos cuando -detrás de ese árbol- surgen los mastines iracundos.
Yo aún pensaba que se sacaban los zapatos para mejor posar a contraluz, cuando miro pal lado y una treintena de chiquillas corre a más no poder (pobres medias, esta noche a zurcir) pa agarrar el último taxi hacia los terrenos de un alcalde más protector: de a ocho por cada Nissan las ví subir, ¡lo juro por los Santos Sacramentinos!
"¡Rajen ahuevonadas, que vienen los NAZIIIS!"
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