Vivamus, mea Lesbia, atque amemus
nox est perpetua una dormienda.
da mi basia mille, deinde centum,
dein mille altera, dein secunda centum,
deinde usque altera mille, deinde centum.
(Gai Valeri Catulli Veronensis Liber)
Lesbia, querida, ya entrañable amiga y esperada, que igual me sobrecoge ver tu llamado
y escucharte, tu risa, tus penas y mis regalos impensados, tambores africanos, te espero
lavando platos, te espero; cocinando te espero; durmiendo y soñando así, así te espero
(acuérdame mañana de darte unos versos de un romano, Catulo, tan ingenuo como yo)
Y hablarte de sus amores, inventar un par de tonteras, hablarte, enamorarte, y pensarte
hasta conseguir, Lesbia, que me des la mano, que me estreches, que me abrazes, y te
espero, para jugar, para volar y sonreír, que eso me recetó mi cardio, conocerte, amarte
es lo mejor para el corazón, para el alma, para la glotis, para los esfínteres, para animarte
para animarte a compartir esto que nos queda, esto que nos mueve, esto que somos, amor
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